22 dic 2015

#EspecialNavideño2015 - DÍA 22


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Atado a su difícil decisión,
a su elección por la lucidez,
a una consciencia que abarcará años y años luz
se vio en la obligación de llevar un registro.
Una empresa que lo mantendría cuerdo,
un atrevimiento de repercusiones peligrosas.
Es un diario de las vivencias en el cosmos.
Es La Bitácora Espacial.

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DÍA 22


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LA HIPERPESADILLA - LA BITÁCORA ESPACIAL
EPISODIO V


Hoy se cumple un mes desde que estamos de viaje.

Esto es una locura, una falsedad, un desastre. No somos más que un experimento, una prueba, ratas en un laboratorio flotante, en el arca de Noé. Jake y Chris piensan igual que yo, son mis leales compañeros y no sé qué haría sin ellos. Tenemos otros adeptos, simpatizantes. Nick, Emille, Matthew, Bob, Frankie, Zachary, William...todos nos hemos puesto en contra de todo este horrible proyecto, aunque sutilmente. Ya no salimos los últimos dos sábados. Bastó uno más para darnos cuenta de que todo era demasiado falso, pretendiendo ser demasiado real. Quieren que no pensemos en que todo esto es otra manipulación, no quieren que nos demos cuenta de que aunque hayamos destruido el mundo y estemos migrando a otro, todo será igual. Piensan que nos podrán convencer de que esta vez harán las cosas bien, que cuidarán el medio ambiente, que serán responsables con los deshechos y que habrá paz y democracia en el nuevo mundo ideal. Es todo falso. Nos quieren controlar más que nunca. Nosotros solo servimos para reproducirnos. Las ginoides que se nos lanzaron, pretendiendo solo hacer querernos pasar buenos momentos, vestidas con poca ropa y todas exuberantes...son recolectoras de semen. Suena horrible, lo sé, pero es lo que son. Nos estudian, nos alimentan según eso que necesitemos.

Bob tiene 47 años y él ya sabía que era infértil desde antes de subir a la nave almacén, y a él también se le lanzaron. El jugo de todos los demás en las comidas sabe diferente al suyo. Nos hemos 'confundido' de vasos 'sin querer' en el almuerzo y la cena, alternando para comprobar nuestra teoría, y es verdad. Lo están drogando para hacerlo fértil. El problema es, desgraciadamente, que él no puede escapar a ello por más que lo quiera. El agua de su ducha sabe igual que el jugo aunque parezca agua. Y por más que no la beba, su piel la absorbe. A él no le molesta por ese sentido...porque adoptó a dos hijos que están ahora en hipersueño junto a su esposa y le encantaría tener un hijo por sí mismo...pero le molesta la intención. La omnipotencia de seres iguales a nosotros. Eso le jode, igual que a todo nuestro grupito.

Los demás despiertos no son adeptos porque no nos hemos propuesto hablar con ellos sobre el tema, pero hemos escuchado cierto descontento con ciertas cosas. Los entretenimientos; los libros, por ejemplo. Una chica se puso a re-leer un libro que tenía antes del holocausto, y descubrió que la versión del que está en la nave es diferente. Muy sutilmente, casi imperceptible...pero ella lo percibió. Nos detalló el asunto, pero no entendimos bien qué era lo diferente. Algo sobre que el final, en el que ganaba la chica y su grupo contra el gobierno, pero en esta versión lo hace y sin embargo se siente horrible, como que cometió un error. Nada que ver con la versión original. La cuestión es que nos controlan. Necesitan hacerlo, y lo hacen demasiado...tanto que nos damos cuenta. Y lo peor es que se deben dar cuenta de que nosotros nos damos cuenta...pero deben querer esperar para ver que hacemos nosotros. Piensan que es nuestro turno de mover las fichas...mientras nosotros soñamos con tirar el tablero bien a la mierda. Algún día ese sueño se va a volver realidad.

No somos violentos...aún. Tenemos que organizarnos. Hemos visto de lo que son capaces, y no les va a costar nada reducirnos. Nosotros estamos dispuestos a seguir hasta donde nos dejen hacerlo. Por ahora, los odiamos en secreto, como lo ha hecho la humanidad tooooda la vida. Pero eso no será por mucho. Hemos estudiado la nave meticulosamente, su funcionamiento, sus horarios, su rutina y su estructura. Es muy grande, y necesitamos recorrer un par de pisos más que nos son desconocidos antes de armar un plano y de allí, un plan. El más grande de todos es el de los ataúdes. Yo les llamo así porque parecen todos muertos, pero no es el nombre más apropiado ni el oficial. Es frío, de varios pisos de altura, y la gente está 'guardada' como si fueran paquetes de yerba. Empaquetados, aprovechando el lugar al máximo. Nos advirtieron que podía ser traumatizante, pero yo lo quería ver igual. Alegaron que no podría haber otra manera de llevar a tanta cantidad de personas, aunque tienen cuidado en establecer números exactos. Compadecen sus declaraciones explicando que cada persona en hipersueño está sumamente cómoda, que sus 'estaciones de sueño' fueron diseñadas ergonómicamente para garantizar una estadía sana y reconfortante y bla, bla bla. Se las ingenian para usar el poder de las palabras de la misma manera que utilizan su poder sobre todo lo demás. Tienen una manía por el poder que me sorprende hasta mí a veces. Me dan asco.

Los funcionarios se portan como idiotas. Se hacen los mucamos, los que están para toda nuestra disposición. Les falta limpiarme entre los dedos de los pies y leerme un cuento antes de ponerme a dormir todas las noches. Son insoportables. Obvio que exagero un poco, nunca nos tocan más de lo necesario. Evitan todo contacto físico, pero sí son entrometidos en cuanto a presencia permanente, invasión del espacio personal y su pesadísima personalidad colectiva. Son todos iguales, parece que les hubieran lavado el cerebro. No quiero pensar que son todos robots, porque esa idea me atormentó un poco. Imagino ojos robóticos ahora en las esquinas...pero bueno, se me va a pasar. Es cuestión de que otra cosa me preocupe más que esa y cambie de tormento, nada más.

No sé que más decir. Ha estado muy tranquilo. Dentro de nosotros surge una especie de sentimiento revolucionario. Es obvio, es casi natural en el hombre el querer odiar algo. Nosotros los odiamos a ellos, ellos nos odian a nosotros, pero nosotros vamos a seguir el juego hasta que se nos termine. No podemos hacer otra cosa, igual. El juego perverso que nos proponen no es más que otro entretenimiento, uno que parece más real, pero bueno. Podríamos elegir no jugarlo, rendirnos y echarnos a dormir unos largos añitos, pero a veces imagino qué pasaría si lo hiciéramos y se me ponen los pelos de punta. Si este experimento fallara, el de estudiar a sujetos despiertos mientras los demás seres humanos sobrevivientes a este supuesto holocausto -que a veces hasta se me ocurre pensar que también fue adrede- hibernan; ¿no serían capaces de despertar a otros con tal de ponerlos bajo estudio también? No es algo tan descabellado de pensar, podría suceder. Una larga explicación llena de palabras, un lavaje de cerebro durante la consciencia, y listo. Ya tendrían nuevos conejillos de indias que vigilar.

Estas ideas son peligrosas, pero a veces tenemos...tengo que correr estos riesgos. No considerar algo de lo que pueda llegar a pasar es no estar preparado para ello, y ese es un lujo que no podemos darnos. Ni siquiera aunque corra riesgo nuestra salud mental. Ya ni sé lo que debemos y no debemos hacer...pero algo que no haré será rendirme. Esto no se acabará hasta que se acabe.

Como última cosa que podría recalcar aquí...en un tono más feliz y más simpático...es que le robé un beso a Annie. Fue un arrebato, bastó que me mirara a los ojos cuando de casualidad chocamos en un pasillo en una salida para estirar las piernas, y de tenerla tan cerca no me pude resistir. Pasó hace dos días, y no pude pensar en otra cosa más importante desde entonces. Que algo tan sutil me desvíe de mis ideales suena adolescente, pero...ella es demasiado bonita y yo no soy tan mayor. Le llevo apenas cinco años...casi nada. Y menos en este viaje de mierda. Aquí no importa el tiempo y no me importaría pasarlo con ella...pero si me enloquece con solo un beso y una posterior huida, me enloquecerá con lo que sea.

Y yo que creía que enloquecería por algo más serio...que inocente que fui. Hay muchas cosas que se escapan de mi vista, pero no creí que alguna vez desearía con tanto fervor que ella no lo hiciera nunca más. Ya veremos que sucede. Detrás de todo hombre hay una gran mujer, después de todo, ¿no?

Fíjense la cursilería con la cuál hablo, a veces me sorprendo a mí mismo.


Ojos en el premio, Milo...ojos en el premio.

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